martes, 2 de abril de 2013

Adaptaciones cinematográficas


 El cine renueva su truculenta relación con los ávidos lectores de clásicos.

 Poco antes de finalizar el 2012, nos encontramos con la grata sorpresa de ver en cartelera la cuidada adaptación de la novela de Víctor Hugo, Los Miserables. De camino entre su ya más que famosa muestra teatral y el libro de más de 500 páginas.

  No se puede decir que este fuera el pistoletazo de salida, siempre ha habido adaptaciones cinematográficas de libros clásicos. Sin embargo, sí que ha sido un buen aperitivo (casi una comida completa) para un 2013 que parece venir cargado de grandes adaptaciones que, como en la dickensiana  Canción de Navidad,  vagan fantasmagóricamente por nuestras pupilas recordándonos a los lectores y fans del séptimo arte que debemos volver a las raíces literarias, al fondo de la librería, y rescatar aquellos lomos de cuero polvorientos y cargados de divina literatura.

  No se olvidan aún, los de Hollywood, de coquetear con los bestsellers juveniles, que tanto recaudan en taquilla pese a la más que elevada tasa de lectores decepcionados con la versión fílmica. Sin embargo, lo que nos atañe, lo que me sorprende es ese boom de adaptaciones de clásicos que ahora en 2013 vienen más que mimados. Al carro se suben títulos memorables como Ana Karenina de Tolstói, Grandes Esperanzas de Dickens y El Gran Gatsby de Fitzgerald, entre muchos otros, algunos de los cuales han sido cortejados por la BBC a modo de series, como ya nos tiene acostumbrados, y que no les resta a tales obras su belleza, al contrario, al poderse dividir en capítulos, algo más cercano al modo del libro (o de las publicaciones semanales o mensuales, como muchas de estas obras se dieron a conocer), la novela parece leerse con cada episodio, incluso se podría llevar a la par libro y serie.


  Lo cierto es que, en medio de una crisis mundial apabullante, de un nerviosismo colectivo surrealista y el continuo avance de las tecnologías, para bien y para mal. El mundo cinematográfico nos regala pedazos de la historia y la cultura que nos han dejado los grandes, los clásicos, nos envuelve estas piezas literarias con delicadeza, con mayor o menor acierto, y nos las entrega a lo grande, a veces con un 3D innecesario, a los amantes de la lectura, aficionados al cine, y a todo aquel que quiera olvidar durante unas tres horas lo que se cuece en la realidad y prefiera viajar al mundo que una vez supieron dibujar con tinta eterna los grandes escritores de otros tiempos.